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Mercado energético español: ¿qué nos ha dejado el 2014?

By Maria Martinez de Ubago

By Maria Martinez de Ubago on 13/01/2015

Topics: ES

By Maria Martinez de Ubago

Durante el 2014 han tenido lugar cambios regulatorios en el sistema eléctrico español que han afectado profundamente la estructura del mismo. Entre otros destacan el nuevo y polémico sistema de subasta del servicio de interrumpbilidad, el establecimiento del fondo de eficiencia, el inminente cambio en la definición del sistema de periodos, las medidas para hacer frente a la sobrecapacidad, el nuevo impuesto de hidrocarburos con el que se pretender incentivar la exploración de pozos de petróleo marinos y el decreciente precio del petróleo que impacta directamente en el precio del gas en España. Este 2014 se ha caracterizado, al igual que el 2013, por la incertidumbre regulatoria. Incertidumbre que se trasladará al 2015, más aún teniendo en cuenta las elecciones generales de final de año.

El ministerio de Industria y Energía publicó en Agosto de 2014 un nuevo y polémico mecanismo para la asignación del servicio de interrumpibilidad durante 2015, según el cual los grandes consumidores reciben subvenciones por desconectarse de la red en momentos de saturación. Este mecanismo consiste en una subasta descendente en la que solo los pujantes más competitivos adquirirían ‘bloques interrumpibles’. La primera subasta celebrada, le costó al sistema 352 millones de euros, 325 millones de euros menos que en 2014 y casi 200 millones de euros menos que la previsión inicial para el 2015 realizada por el gobierno. Pero algunas industrias muy intensivas como Alcoa, muy descontentas con el resultado de la primera subasta, amenazaron con el cierre de dos de sus plantas y despidos colectivos. Tras un tira y afloja entre el gobierno y Alcoa, finalmente se llevó a cabo una segunda subasta para cubrir los MW que restaban hasta llegar a los 550 millones previamente previstos por el gobierno. Cabe destacar que este servicio no se ha usado desde 2009 y que España posee una capacidad instalada mucho mayor de la necesaria. A día de hoy queda pendiente la publicación de cuál será el coste de este servicio para los consumidores en 2015.

En Noviembre se publicó la liquidación del sistema Eléctrico así como la previsión del déficit de tarifa para 2015. Según esta circular, el déficit para 2015 sería cercano a cero. De esta manera, el gobierno justifica la congelación de los peajes en 2015. Esta medida tiene lugar un año antes de las elecciones generales y algunos tachan la medida de electoralista. Cabe destacar que, el servicio de interrumpibilidad que hasta ahora ha estado incluido en los peajes de acceso, va a pasar a devengarse como parte del precio de la energía. En parte por este hecho, el gobierno puede justificar la reducción del déficit de tarifa en la liquidación del sistema eléctrico.

En 2014, se ha creado un Fondo de Eficiencia Energética con el objetivo de cumplir con los objetivos de ahorro energético fijados por la UE para España. Este fondo será financiado por el fondo FEDER así como las distribuidoras y comercializadoras de gas y electricidad. Las comercializadoras se verán obligadas a aportar al fondo con carácter retroactivo. En diciembre de 2014, algunas comercializadoras ya han hecho pública su intención de trasladar el coste al consumidor.

El año termina sin claridad respecto a si se modificará o no el actual sistema de periodos así como si esto supondrá un incremento en la commodity para 2015. Algunos comercializadores han declarado que el nuevo calendario impactará en los precios. Sin lugar a dudas, este nuevo sistema de periodos hará que los peajes en Agosto se incrementen.

En Enero de 2015 se renovará el actual mecanismo de apoyo a las centrales de carbón nacional, tras la fuerte presión ejercida por dicha industria. Por otra parte, la UE obliga al gobierno español a reducir progresivamente las ayudas hasta que acaben en el 2018. A partir del 2018 solo podrán quedar en actividad las empresas mineras que sean económicamente rentables sin ayuda pública alguna.

El pasado mes de diciembre, el Ministerio de Industria publicó un informe de sostenibilidad ambiental para 2015-2020 en el que se prevé un fuerte crecimiento de las renovables y un retroceso en las centrales de gas y carbón con el objetivo de cumplir los objetivos europeos de eficiencia, renovables y emisiones para 2020 fijados el pasado 23 y 24 de Octubre en la cumbre europea sobre energía celebrada en Bruselas. Para cumplir con los objetivos marcados por Europa sería necesaria la instalación de aproximadamente 7000 MW de energía renovables, y un recorte en las energías convencionales de 7300 MW, principalmente en centrales de ciclo combinado. El sector está a la espera de la publicación de un real decreto que regule los mecanismos para hacer frente a la sobrecapacidad actual, cifrada en más de un 40%. Cabe recordar que el mecanismo de respaldo del sistema eléctrico se financia a través de los pagos por capacidad. Sería de esperar que una reducción de este backup, supusiese un ahorro para los consumidores finales.

En diciembre, el gobierno también aprobó un anteproyecto de ley en el que se incorpora un nuevo impuesto de hidrocarburos destinado a incentivar la exploración petrolífera en aguas profundas. Parte de esa recaudación irá destinada a las comunidades autónomas y ayuntamientos donde se localicen las prospecciones. Con esta medida el gobierno pretende ganarse la simpatía de los ejecutivos regionales que alegan daños medioambientales.

El precio del Brent tiene un impacto directo en el precio que pagamos en España por el gas, ya que la mayor parte de los contratos de gas están indexados al Brent y tipo de cambio. El panorama de continuo decremento en el precio del petróleo observado desde Agosto 2014, ha permitido que se hayan podido negociar contratos a 24 €/MWh frente a los 32 €/MWh observados en verano.

Como resumen, todos estos cambios regulatorios muestran los problemas a los que se enfrenta España a la hora de regular el mercado eléctrico. Los mecanismos que se crean son, con frecuencia, innecesariamente complicados y producen efectos secundarios que deben ser reparados mediante nuevas adaptaciones lo que al final no hace más que complicar las cosas. Para el consumidor final, las consecuencias de esta complejidad se traducen en un incremento del coste de la energía. Es por tanto esperable, que algunos de los cambios que hemos comentado en este artículo, se traduzcan en un incremento del precio. Desde E&C, haremos este seguimiento por ti.


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